domingo, agosto 21, 2005

La industria discográfica: una oportunidad más para el pecado mortal

Dicen hoy en las noticias que la música cristiana es uno de los géneros que más ayudan a mantener viva a la industria discográfica. A veces se me olvida que está muriendo. Pero no sé cómo se me puede olvidar, considerando que yo misma, en los últimos dos años, sólo he comprado exactamente dos discos. La verdad, no me sorprende que la música cristiana sea tan rentable; entiendo que hay denominaciones en las que la gente escucha exclusivamente música de contenido religioso, y que hay muy buenos exponentes, y todo eso. Ya sabemos que Dios es el dios con más fanaticada en el mundo. Pero lo que me da gracia es cuando me doy cuenta por qué la música cristiana mantiene la industria en pie. El Vaticano anunció hace como seis meses que la piratería es pecado mortal, al igual que asumir una identidad falsa en un chat. A los protestantes obviamente eso no les importaría, pero como en general se entiende que evitar que un artista se haga de doce pesos más es robo, se aplican la regla.

Si para mí fuera importante, grabara o no los discos, estaría jodida. En mi caso, la religión con la que más he estado en contacto y de la que más sé es la católica, así que la usaré como mi marco de referencia. Pero en una guía que detalla el rito de la confesión, dice: “Si no se recuerda ningún pecado mortal, es bueno confesar al menos algunos veniales…”. ¿Cómo es que alguien no podría recordar si cometió o no un pecado mortal? Los pecados mortales son: practicar de cualquier modo la magia (estoy jodida, si incluye las tradiciones de Año Nuevo de darle la vuelta a la manzana con una maleta, echar un cubo de agua en la puerta de la casa y comerse las doce uvas a medianoche); blasfemar (estoy jodida, ver la última palabra que escribí); perder la Misa los domingos o en las fiestas de preceptos sin un grave motivo (estoy jodida); tratar mal de manera grave a los propios padres o superiors (estoy jodida); matar o herir gravemente a una persona inocente; procurar directamente el aborto; buscar el placer sexual en solitario (estoy jodida) o con otras personas que no sean el propio cónyuge (estoy jodida); para los cónyuges impedir la concepción en el acto conyugal (¿qué es esto anyway?); robar una suma relevante, incluso sustrayéndose en el trabajo (¿relevante? ¿quiere decir que si me tumbé una vez un bizcocho del café no cuenta? ¡Yay!); murmurar gravemente del prójimo o calumniarlo (estoy jodida); cultivar voluntariamente pensamientos o deseos impuros (estoy jodida); faltar gravemente el propio deber (estoy jodida, si incluye faltar al trabajo para quedarse acostado viendo tele); acercarse a la Sagrada Comunión en estado de pecado mortal; callar voluntariamente un pecado grave en la confesión (estoy jodida; ni me confieso). ¿Ven? Yo sé bien mis pecados mortales.

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