lunes, junio 27, 2005

Juan Luis Guerra nos quiere “salvar”

28 canciones cantó Juan Luis Guerra en un concierto ayer en Orlando. Considerando que cada canción dura un promedio de 5 minutos, pudo haber cantado por dos horas y media, pero algunas canciones duran más en los conciertos. De todos modos, dos horas y media… De haber estado ahí, hubiera sido una persona muy feliz. Y sí hubiera estado ahí, si dos condiciones se hubiesen dado: que el concierto fuera en Puerto Rico y no en Orlando, y que Juan Luis Guerra no cantara canciones con letra cristiana.

Me da mucha pena que nunca más podré ir a un concierto de Juan Luis Guerra, tanto que me los disfrutaba. No entiendo que él no tomara en cuenta la amplia gama de sus admiradores, ni la posibilidad de perder algunos por forzarles un mensaje religioso con el que no necesariamente están de acuerdo. Para muchas personas, es admirable que Juan Luis haya utilizado su música como vehículo para promulgar su fe. Pero, ¿y los que no creen en Jesucristo? ¿Y los que no creen en Dios? Quizás él piense que no vale la pena tener esa clase de admiradores, pero sería muy egoísta de su parte.

No tiene nada que ver con mis creencias, con mis gustos personales. O quizás sí. Pensándolo bien, sí, porque me siento alienada cada vez que se hacen demostraciones públicas y forzosas de una fe que no comparto. Me molesta que se presuma que todo el mundo cree igual, que no se acepte la diversidad. Por eso es que no hay tolerancia. Y quizás yo parezca intolerante cuando digo que no me gusta la imposición sobre mí, pero yo no creo que soy yo la que debo adaptarme. Nadie debe adaptarse. Simplemente dejemos la fe fuera del ámbito público. Si hay que evangelizar o predicar, hay foros y tiempo. Siempre hay gente dispuesta a escuchar o a leer cuando se le ofrece personalmente. Cuando se presume que nadie diferirá, se irrumpe en la intimidad de los que sí difieren.

No estoy en contra de que la espiritualidad se exprese por el arte. Incluso la primera música era religiosa. En verdad todas las artes eran religiosas en un principio. Si el arte no exaltaba a Dios, no era permitida. Así hay muchas personas todavía hoy. Y mi miedo es que no crecemos. Ni siquiera aprenden de su propio manual. ¿Qué no dice Mateo: “Y cuando oras, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en las sinagogas, y en los cantones de las calles en pie, para ser vistos de los hombres… Mas tú, cuando oras, éntrate en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público.”?

El problema es que cada religión se cree la verdadera, y quiere convencer todo el tiempo a los demás. Hay algo filantrópico en eso, algo de amor al prójimo, algo de no desearle a todo el mundo la condena. Pero los tiempos actuales requieren más tolerancia que filantropía. Cada cual tiene su respuesta y su mente descansa en ella. Al final, todos nos encontraremos en el mismo sitio: bajo la tierra.

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