lunes, junio 20, 2005

Malas vibras y prejuicios

Odio a la gente pedante, que lo ha hecho todo y ha estado en todas partes. Sin embargo, a la gente que se impresiona con algo que otra persona dice y se van y lo experimentan también, la admiro por emprendedora, por no dejarse quedar atrás.

Odio a las personas que tienen mal aliento constantemente. Una cosa es tenerlo en la mañana por no haber desayunado, o cuando se tiene una infección en la garganta, o cuando se ha dormido una siesta o se ha ido al cine, después de un tiempo prolongado con la boca cerrada. Pero cuando nunca se va, no hay excusa para no darse cuenta.

Odio a las personas que se chupan los dientes y hacen ese ruido horrible –tsk– cuando succionan de los dientes con las lenguas lo inexistente.

Odio que mi abuela no se pueda mover, que no vea nada y que no encuentre las cosas. Odio que mi tía la agravie. Odio su aneurisma.

Odio a las personas que lo único que quieren es competir. Si algo no se puede enviar a un concurso, es mejor ni hacerlo.

Odio a los pseudo-intelectuales de este país. Personas que acaparan la atención y tienen todas las conexiones para darse a conocer, pero son mediocres o tan modernos como esas esculturas públicas que hacen a uno preguntarse, aunque no quiera, "¿Y éso es arte?". Sobre todo a las mujeres que dicen ser feministas, que escriben de la menstruación y del dominio sadomasoquista sobre los hombres.

Odio la diarrea y las náuseas. Prefiero estar acostada en mi cama, alucinando de fiebre, a pasarme el día entero mareada o tener diarrea en el baño de mi trabajo.

Odio los errores ortográficos. No creo que exista alguna excusa para escribir mal. Y detesto más a las personas que dicen que no es importante si se escribe bien, sino que se entienda. No es lo mismo decir "Lo mato" que "Lo mató", sobre todo cuando vamos a ver quién es el que irá a la cárcel.

Odio la burocracia. Las cosas se pueden hacer bien aun cuando no haya un proceso tonto que lo atrase.

Odio las reglas estúpidas.

Odio el "corporate bullshit", en todas sus manifestaciones, a mencionarse:
-"Aquí trabajan los mejores empleados del mundo." (Texto que abunda en el área común de los empleados de Borders)
-Pegar mensajitos positivos (la mayoría proveniente de "forwards") por las paredes, en papeles con diseños de amaneceres, cascadas, animalitos, etc.
-Hacer leer a los gerentes libros de autoayuda y de mejoramiento profesional
-"Para hacer algo sólo hay que querer hacerlo."
-No permitir que haya en el "lounge" un vídeo de Chris Rock porque es ofensivo, pero menospreciar a los subordinados diciéndoles todo el tiempo qué hacer. ¿Para qué proteger a tus empleados de ofensas si los ofendes cada vez que te diriges a ellos?

Odio la menstruación. Es antihigiénica y debieron hacer hace tiempo una ley que la prohibiera.

Odio que me interrumpan cuando estoy leyendo, como si no fuera nada importante. O que me pregunten "¿Qué lees?". Éso también es una interrupción.

Odio que, después que me interrumpan la lectura, me digan una sandez como "Yo nunca he leído un libro completo.", "¿Para qué tú lees?" o "Tú no tienes nada más qué hacer, ¿verdad?"

Odio a las personas que se compran un disco porque les gusta el primer sencillo, y sólo escuchan esa canción. A pesar de que tienen el disco completo, no son capaces de mencionar o evaluar otras canciones aparte del sencillo.

Odio las personas que tocan a su interlocutor cuando hablan.

Odio la filosofía de que la educación formal no sirve, lo que te da experiencia es la universidad de la vida.

Odio los zapatos que sacan callos. No entiendo a las personas que continúan andando con los pies en carne viva, caminando por la calle, soportando que la sal del sudor y la mugre de la calle visite sus heridas, y no acaban y se meten en una farmacia a comprarse un par de chancletas que terminen con su dolor.

Odio el Herpes Simplex Virus Tipo 1 y cómo lo convierte a uno en un leproso.

Odio el olor rancio a humedad que agarran mis sobacos cuando tengo puestas algunas camisas particulares, en especial las que más me gustan.

Odio el reguetón y a todo el que lo escuche.

Odio que las cucarachas se coman las suelas de mis zapatos abiertos, y que el calor de mi casa las curta y las despeque del resto del zapato.

Free Hit Counters
University of Phoenix