miércoles, junio 29, 2005

Sobre las mamadas más famosas (y no me refiero a Clinton)

Antes de ayer hubo frente a JC Penney de Plaza las Américas una manifestación de mujeres lactantes que protestaban en contra de la manera en que el estudio fotográfico de esa tienda trató a una mujer que se quería tomar unas fotos lactando a su bebé. Bueno, sí se las tomó, pero cuando fue a buscarlas, no se las quisieron dar porque eran de mal gusto y “pornográficas” y el estudio no trabajaba ese tipo de material. A la mujer le dio un yeyo porque no entendía cómo la lactancia podía ser un acto pornográfico. En todo caso, ¿cómo la dejaron retratarse? Si el problema era tan grande, se lo hubieran dicho en el instante en que ella se empezó a abrir la camisa, no después. Aun cuando los senos ven la luz, el sujeto prendido a ellos tiene menos de seis meses de edad. Todos los mamíferos lo hacen. Los humanos somos mamíferos, por cierto.

La dependienta que le dijo eso nunca mamó ni ha tenido hijos. Y no me extraña, porque hoy día hace falta campañas de lactancia para convencer a las mujeres de que es bueno para la salud de sus hijos. Aun personas inteligentes piensan que un niño que lacta más de seis meses tendrá problemas psicológicos en el futuro. Pero no entiendo cómo los prejuicios comunes sobre la lactancia pueden desembocar en considerarla indecente porque se sacan los senos. La función primordial de los senos, su razón de ser, es producir leche y ser mamados, no ser sensuales.

No creo que JC Penney tenga la culpa de algo; más bien esto es obra de unas cuantas personas ignorantes, específicamente las que malinterpretaron la política del estudio fotográfico. Obviamente, la motivación de la mujer para sacarse los senos frente a las cámaras está muy distanciada de cualquier motivación sexual. La pornografía tiene propósitos muy distintos al de las fotos que ella quería tomarse. Yo hubiera hecho esa manifestación frente al estudio, aunque, claro, entonces no habría habido la exposición a los medios que se buscaba.

Muchas personas comparan el caso al de otra mujer que trató de lactar a su bebé en Brookstone y una empleada no se lo permitió. Ahora, esta es una situación distinta. Aquí no me pongo del lado de la madre. La primera se estaba retratando, y de paso lactando. La de Brookstone estaba lactando, y de paso usando mercancía de la tienda, sin haberla pagado ni nada, y la tienda en sí. Para eso hay muebles, en el baño o en la casa, por ejemplo. Es más, cuando yo trabajaba en Borders, una clienta pidió permiso para entrar a la oficina y sacarse leche en privado. Aquí no estoy condenando el acto de amamantar, sino el de presumir que la mercancía de las tiendas uno la puede usar, que en las tiendas se puede uno comportar como si se estuviera en la casa. O sea, la madre se tiró en un cómodo mueble de Brookstone y lo usó por un buen rato, sin ninguna intención de comprarlo, como si la tienda fuera un parque público con banquitos.

Una vez le llamé la atención a una madre que estaba cambiándole el pañal a su bebé en la sección de niños de la librería. Otras veces me habían dejado pañales sucios en el basurero de la tienda, con todo y peste. Esa vez no quise que pasara lo mismo. La mujer se indignó y me dijo “Yo nunca dejo los pañales”. Pero no era cuestión de que dejara o no los pañales, sino que el piso de una tienda no es un lugar apropiado para cambiar pañales. Para eso está el baño; para eso los baños tienen una “estación”, como le llaman a la camillita plegable. No se ven personas durmiendo en las camas de las mueblerías cuando están cansadas, ni abriendo empaques de comida cuando están en el supermercado y les pica el hambre. No sé cómo Brookstone no ha quebrado, porque siempre he tenido la impresión de que la gente no va a comprar, sino a darse masajes gratuitos.

Lactar en público no tiene nada de malo. Decir lo contrario es ignorancia, es restarle importancia a la labor de las madres. Propongo que todas las madres lactantes se tomen fotos profesionales haciéndolo, porque es una imagen tan digna como la maternidad en sí. Total, si no hay nada de malo en filmar un nacimiento (mujeres despatarradas, enseñando la vagina abierta… les suena a porno, ¿no?), menos con enseñar los senos, que de todos modos no son parte del sistema reproductor femenino, el sistema con la mayor cantidad de órganos tabú. Nada más hay que saber reconocer cuándo un mueble está dentro o fuera de la casa.

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