miércoles, julio 20, 2005

La Unión de Juventudes Socialistas y yo

Hace unos días revivió la noticia del grupo de estudiantes de la Unión de Juventudes Socialistas que se metió el 11 de julio en la oficina de los arquitectos Sierra, Cardona y Ferrer para protestar por el alza en la matrícula de la UPR ante Segundo Cardona, presidente de la Junta de Síndicos de la Universidad. Se trataba de una parranda. Todos tenían panderas y cantaban consignas que, para ser honesta, no entendí muy bien a través del cristal.

Sí, porque yo estuve ahí. Las oficinas de Sierra, Cardona y Ferrer comparten el edificio con la agencia publicitaria Lopito, Ileana & Howie. No estuve golpeando tambores, sino tomando chocolate caliente (aquí debería decir café, pero la verdad es que no tomo café) de la máquina de Nestlé.

La historia comienza así: Alguien me dijo que se había formado un piquete en la calle 1 de Metro Office Park, o eso entendí. Salí de mi oficina, recogí a dos compañeros en el camino prometiéndoles chisme, y nos dirigimos al vestíbulo del edificio, donde están las puertas a las dos empresas. Desde ahí no veíamos nada, pero escuchábamos la algarabía. Sí era un piquete; había plena. ¿Pero dónde? Un joven salió de Sierra, Cardona y Ferrer y me dijo: "Aquí hay una fiesta, vente." Lo miré incrédula y le dije: "¿De verdad?" "Sí, sí, entra, entra." No sabía si aceptar o no esta cálida invitación. Para ser honesta, no asocié una "fiesta" con un piquete; en verdad pensé, confundida, que era una fiesta. Pero mi desición fue fácil cuando salió una secretaria con cara de disgusto y cerró la puerta. Entré de nuevo, y lo olvidé en unos minutos. Volví a mi oficina. Después de un rato, quise tomar chocolate caliente porque no había desayunado. Ya en la cocina, la plena se escuchaba muy clara. Fui a la recepción y vi a varios compañeros de trabajo mirando la escena. Ahora escuchaba porque el piquete era justo en el vestíbulo. Ya los habían sacado, pero ellos seguían desde afuera. A través de las puertas gigantes de cristal, algunos de mis compañeros de estudio de mi año en Río Piedras pudieron verme representando la estampa burguesa más típica: en una oficina, con camisa de cuello, un abrigo grande y una taza en la mano.

Afuera, la Unión de Juventudes Socialistas, y adentro yo, "yuppie" en potencia, mientras trato de agarrarme con un solo dedo del idealismo de mi juventud que se va prematuramente.

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