miércoles, enero 18, 2006

10 años

Para conmemorar mi cumpleaños, comparto estas cuatro entradas a mi diario de cuando tenía 10 años.


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17/dic/91.

Querido Diario:

Hoy fue el intercambio de regalos del salón y me tocó regalarle a Provimar. Mara me regaló. Como ella sabía que yo tenía un pez Betta que se murió, pues me regaló uno color violeta. Le llamé Violeta.

Bueno: mami me está hablando para recoger la cama, así que… ¡No lo voy a hacer!

El otro día me espetaron un demérito por desordenar en el cambio de clase. Estábamos algunas nenas y casi todos los nenes. A todas las nenas menos a mí se lo perdonó. Ella dice que me estoy poniendo insoportable. Yo reconozco que desordené mucho, pero quisiera saber qué he hecho para estar insoportable.



20/dic/91.

Querido Diario:

Hoy fuimos a San Juan. Íbamos. Mami me iba a llevar, pero resulta que antes de salir estábamos conversando en la cocina y mi abuela me mira con una cara de infeliz y cuando le digo: Abuela, no me mires con esa cara de… mi mamá me interrumpió y yo le traté de explicar, pero, ¿me escuchó? ¡No! Nos fuimos hablando de eso. Cuando íbamos por el Escambrón mami chocó contra un jeep y me echó la culpa a mí. Dimos la vuelta y regresamos a la casa con un humor y hocico. Mami entró y salió de la casa tres veces. Mi abuela, por lo de la mirada, no habló conmigo en todo el día. Eso es todo lo trágico que ha sucedido en todo el trapo de día.



Martes, 28/ene/92.

Querido Diario:

La semana pasada le había dicho a mi papá que me llamara a las 7:30 PM los martes. Podrás imaginar que hoy me llamó.

Hoy sentí el filo de la espada del Zorro. No debo ser tan dramática, me vacunaron contra qué sé yo qué. Tuve que ser valiente y esperar con un par de lágrimas que me desinflaran las nalgas con aquel sable de tres pulgadas. Me echaron cuanto líquido hay para que no me doliera. He estado todo el día reposando en la cama. Leí y escuché Walkman. Pero no he pasado un solo minuto sin dolor de cabeza intenso. Ahora me voy a acostar y espero amanecer mejor. Avientôt.



21 de julio, 1992.

Querido Diario:

He estado curando una paloma con un ala rota hace aproximadamente un mes. Para cuando se curara la queríamos soltar en el Parque de las Palomas en San Juan porque habían más palomas y alimento. La llevamos hoy. Ya la he estado extrañando, pues cada vez que iba al patio me asomaba al vertedero donde estaba, pero ya no está. Cuando la soltamos, voló a una ramita y sentí que no necesitaba estudiar. Me sentí toda una veterinaria. Cuando la saqué del vertedero me dio un montón de picotazos y me dejó la mano grave, pero valió la pena. Me dejó un recuerdo: una plumita. Pena que no me dio tiempo para ponerle un nombre, pero al llegar al parque nos dimos cuenta que era hembra.

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