sábado, diciembre 17, 2005

Divagación: Acuarelas japonesas

La lluvia es hermosa. Si cae sobre un espacio vacío, como una plaza, o la playa, parece una cortina que lo opaca todo y casi no se puede ver a través de ella. Es como las puertas de baño semi traslúcidas que sólo permiten ver la silueta de la persona que está dentro de la bañera.

O mejor aun, como las acuarelas japonesas, donde lo más lejos es difuso, las montañas se confunden en el cielo, son sólo el trazo más aguado y débil, hechas con el pincel más mojado. Ahora veo árboles que sé que son árboles porque veo sus siluetas y los archivos de mi memoria me permiten identificarlos. Mientras, muy cerca, pegados a la ventana, reconozco más claramente unas palmas y un arbusto de jazmín de café.

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